Con un rover diseñado y construido desde cero por estudiantes, la iniciativa estudiantil CERES logró ubicarse en el puesto 21 a nivel mundial en la edición 2025 del University Rover Challenge (URC), una de las competencias universitarias de robótica más exigentes del mundo. El evento, que se llevó a cabo del 28 al 31 de mayo en el desierto de Utah (Estados Unidos), reunió a 114 equipos de universidades de todo el planeta. CERES fue el único representante latinoamericano en clasificar a la fase final de la competencia.
El equipo que viajó a Utah estuvo conformado por 13 estudiantes de pregrado de los programas de Ingeniería Mecánica, Ingeniería Electrónica, Ingeniería de Sistemas, Geociencias y Diseño. Su preparación comenzó más de un año antes de la competencia, con una meta clara: diseñar un vehículo robótico capaz de ejecutar misiones complejas en condiciones extremas: “Queríamos hacer algo distinto, con una visión más a largo plazo. Desde el inicio decidimos desarrollar todo por nuestra cuenta, incluso los motores del rover, para tener mayor control del proyecto y aprender realmente cómo funciona cada parte”, cuenta Felipe Ruíz, líder del equipo y estudiante de Ingeniería Mecánica e Ingeniería Electrónica.
Durante el evento, CERES participó en cinco pruebas: búsqueda y rescate, entrega de objetos, mantenimiento de equipos, autonomía y análisis científico. Cada prueba representaba un reto de alto nivel técnico, en el que los equipos debían demostrar tanto capacidad de diseño como ejecución en tiempo real. El rover colombiano completó todas las misiones y se destacó especialmente en la prueba de ciencias, donde la estudiante de la Facultad de Ciencias, Valentina Agudelo, fue reconocida entre los mejores científicas de la competencia.
Más allá de los resultados, la experiencia en Utah puso a prueba la preparación, el criterio técnico y la capacidad de adaptación del equipo. El ensamblaje del rover, las calibraciones finales y las pruebas en campo se realizaron directamente en el entorno de competencia, lo que exigió ajustes constantes y una toma de decisiones rápida ante imprevistos técnicos. Las condiciones del desierto como altas temperaturas, terreno irregular, ventanas de tiempo limitadas, agregaron un nivel adicional de dificultad que el equipo enfrentó con disciplina y colaboración.
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Al regreso a Colombia, CERES no solo trajo una destacada posición global, sino también una hoja de ruta clara para seguir creciendo. Actualmente, el equipo ha aumentado su número de integrantes a 20 y se encuentra trabajando en el rediseño de varios módulos del rover, incluyendo mejoras en autonomía, eficiencia mecánica y robustez electrónica. Además, planean abrir nuevas convocatorias para integrar estudiantes de distintas disciplinas que quieran aportar a la próxima versión del proyecto.
Con nuevos retos, el grupo se prepara para seguir mejorando su prototipo, fortalecer sus sistemas y consolidarse como un semillero de exploración espacial y robótica aplicada desde la universidad.