En un mundo que produce más desechos de los que puede absorber, la circularidad de los materiales se ha convertido en uno de los mayores desafíos de la ingeniería contemporánea. Para el profesor Jorge Medina, del Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de los Andes, este concepto no es una moda, sino una necesidad que redefine la forma en que diseñamos, fabricamos y usamos los objetos que nos rodean.
La lógica lineal que ha predominado durante décadas: extraer, producir, usar y desechar, está llegando a su límite. Cada producto que consumimos implica el uso de energía, agua y recursos finitos del planeta. Según explicó el profesor Medina durante su participación en DíaPaíz 2025, la circularidad busca romper este ciclo, al mantener los materiales en uso el mayor tiempo posible y reincorporarlos en nuevas cadenas de valor.
“Hablar de circularidad implica hablar de ingeniería en su sentido más profundo: diseñar sistemas eficientes, responsables y sostenibles”, señala Medina. Desde la ingeniería mecánica, este principio se traduce en el desarrollo de productos más duraderos, materiales reciclables, procesos de manufactura optimizados y tecnologías que reduzcan la huella energética.
Sin embargo, el reto no se limita a los residuos o a los materiales. Detrás de cada proceso productivo existe un vínculo directo con la energía, otro de los temas que el profesor destaca como eje de la sostenibilidad. “No hay circularidad sin energía limpia”, subraya, recordando que cada material procesado, transportado o reutilizado requiere fuentes energéticas que deben provenir, idealmente, de sistemas renovables y de bajo impacto ambiental.
Para comprender la magnitud de este desafío, Medina propone mirar los llamados límites planetarios, un marco científico que establece las fronteras ambientales dentro de las cuales la humanidad puede desarrollarse sin poner en riesgo la estabilidad del sistema terrestre. Estos límites, como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad o la contaminación química, ya muestran señales de sobrecarga, lo que obliga a repensar la relación entre industria, energía y medio ambiente.
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En este contexto, la ingeniería mecánica emerge como una disciplina clave para reimaginar el futuro de la producción y el consumo. Con su capacidad de integrar diseño, materiales, termodinámica y energía, puede ofrecer soluciones concretas que hagan posible una economía verdaderamente circular.
Más allá de los datos y los modelos, el mensaje del profesor Medina es claro: la sostenibilidad no depende solo de innovaciones tecnológicas, sino de una transformación en la forma de pensar, crear y actuar. En palabras suyas, “cada decisión de diseño puede ser una oportunidad para cuidar el planeta”.